
1906. Óleo sobre lienzo. Joaquín Sorolla.
Lope de Vega es uno de los autores más fecundo de la literatura española, llegando a cultivar todos los géneros literarios de su época. En muchas ocasiones la crítica ha señalado la alternancia de lo culto y lo popular en toda su obra, no solo en la obra poética, como uno de los aspectos nucleares de toda su producción teatral. Asimismo, los estudiosos de su obra reconocen como rasgos fundamentales, presentes en la estructura dramática de su teatro, la armonía entre la originalidad y la tradición, el drama y la poesía, los valores individuales y colectivos, el pensamiento y la acción. Todo ello para ser destinado al público de los corrales de la época.
También sabemos que parte de la crítica atribuye a Lope la deficiente construcción en algunas de sus comedias y el poco cuidado de esta, a causa de la rapidez de redacción para responder a la demanda de las compañías y a las necesidades materiales. Sus mejores comedias, según estos estudios, se concentran en la segunda mitad del período de su producción literaria.
Obras como «Peribáñez», «Fuente Ovejuna», «El mejor Alcalde del rey», «El caballero de Olmedo» y «El castigo sin venganza» son algunas de las comedias consideradas como obras maestras.
Según Ignacio Arellano, filólogo e historiador de literatura, de la acción en las obras lopianas surge el dinamismo, la estilización, la condensación, la rapidez y la atención de la intriga; paralelamente de la poesía nace el lirismo, la emoción y el esteticismo de la palabra.
Por otra parte, Menéndez Pelayo, dejando aparte las piezas breves y teniendo en cuenta los temas y el género de toda su producción teatral, clasifica grandes apartados, tales como: comedias religiosas; comedias mitológicas (de historia antigua y extranjera); dramas de tema nacional; obras de pura invención poética (comedias pastoriles, caballerescas y novelescas) y las obras de costumbres (costumbres urbanas, palatinas, de buenas y malas costumbres).
La utilización de materiales históricos da pie a Lope para escribir muchas comedias que nacen de sucesos y anécdotas de la historia española y extranjera. El autor concentra de manera particular estos sucesos históricos en torno al reinado de los Reyes Católicos, aunque también en la Alta Edad Media y el Primer Renacimiento.
Un ejemplo de ello lo tenemos en la obra «Fuente Ovejuna», donde el autor dramatiza el acontecimiento histórico recogido en la Crónica de las tres órdenes de Francisco Rades en 1572, que describe la revuelta y litigios de los villanos de Fuente Ovejuna. Fernán Gómez, el Comendador mayor de la orden de Calatrava, es agraviado con la sublevación de sus vasallos el 23 de abril de 1476.
En la obra, con un final al estilo del drama lopiano (castigo a los malvados y premio o perdón a los virtuosos) el Comendador de Fuente Ovejuna comete toda clase de abusos contra sus vasallos. Humilla a los labradores y fuerza a las campesinas, quedándose con las riquezas de la tierra de las familias que allí viven. Entre las labradoras hay una que le agrada, Laurencia, prometida de Frondoso. Fernán Gómez hará todo lo posible por poseerla. En un momento de la acción, Frondoso salva a Laurencia robándole la ballesta al Comendador y amenazándole con ella para que deje libre a su prometida. En el fondo de esta acción principal existe una secundaria, la cual consiste en la guerra entre dos bandos: los que apoyan a los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, y los que apoyan a Juana de Beltraneja. El Comendador, Fernán Gómez, toma partido por estos últimos y parte a Ciudad Real, donde su tropa es derrotada por la de los Reyes Católicos. A su regreso a Fuente Ovejuna, justo en la ceremonia de matrimonio entre Laurencia y Frondoso, humilla a Esteban, padre de esta y alcalde del pueblo, detiene a Frondoso y se lleva a Laurencia a la fuerza.
Lope hace uso de unos de los rasgos fundamentales de las comedias centradas en la exaltación paradisiaca de la vida rural, dignificando al personaje del villano. En este tipo de comedia nueva, centradas asimismo en el enfrentamiento de los villanos que viven bajo la jurisdicción de un noble malvado, lejos de ser vasallos, campesinos idealizados, o arquetipos cómicos, son personajes que gozan de cierta posición económica a causa de su trabajo honrado en las tierras. Y que, ostentando de la importancia de su función social, defienden su honor recurriendo a la violencia contra quienes le agravian desde una jerarquía social superior. Al final de este tipo de comedia suele aparecer la figura del rey para hacer justicia y restablecer el orden social alterado, como consecuencia de las maldades del noble. Esta dignificación del villano parece responder al tópico de que la moral de la vida en el campo es superior, frente a la corrupción y el vicio de las grandes ciudades. Así nos lo hace saber Jacinta, una de las villanas raptadas por Fernán Gómez:
JACINTA Sí; Porque tengo un padre honrado, que si en alto nacimiento no te iguala, en las costumbres te vence.
Muchos estudios sobre Fuente Ovejuna han señalado la presencia de una doble acción, por un lado, el suceso histórico protagonizado por los personajes socialmente superiores (los Reyes Católicos, el Maestre de Calatrava y de Santiago) y por otro lado, los sucesos protagonizados por los villanos, hartos de los abusos del Comendador y organizados dramáticamente en torno a la relación amorosa entre Laurencia y Frondoso. Individuos de pura invención y que, sumados al resto de los habitantes de Fuente Ovejuna, adquieren una dimensión colectiva. De ahí que todos reconocieran a Fuente Ovejuna como responsable de la revuelta y de la muerte del Comendador.
Ambas acciones reflejan el conflicto de jerarquías y de sectores. Reyerta que alcanza su resolución mediante la violenta revuelta y finalmente mediante el castigo del poder real. Ello confirma el dominio de los reyes sobre los vasallos y sobre los nobles vencidos por los primeros.
La obra adquiere desde un principio una cierta intencionalidad política por la elección del tema. El asunto elegido por el autor, como bien apunta Laplana Gil, habría que contextualizarlo en la sociedad monárquico-señorial a la cual pertenecía Lope. La conservación de la monarquía frente al derecho de los vasallos a rebelarse contra su señor, motivados por el comportamiento indigno del noble que se convierte en un tirano, debía de ser tema candente. De este modo, Arellano señala que la misión del poder, que consiste en administrar correctamente la justicia, en Fuente Ovejuna falla. Por tanto, la rebelión popular en la obra no busca con su venganza el poder, sino devolverlo a quienes son capaces de administrarlo bien.
El monólogo de Laurencia que incita a la revuelta, y que tiene lugar al comienzo del acto tercero, describe la progresión de la violencia presente durante toda la obra. Y al mismo tiempo deja ver con claridad lo que este personaje representa: la conciencia colectiva en Fuente Ovejuna, sobre todo en las mujeres asediadas por Fernán Gómez y sus lacayos.
Tanto en lo moral como en lo social y lo político Fuente Ovejuna resulta un drama de inmensa tensión, donde el protagonista es, como apunta Arellano, colectivo. El conflicto planteado en el plano de las relaciones de poder y subordinación entre vasallos y señores, radica precisamente en la falta de justicia y cuidado del poderoso hacia el subordinado (sus vasallos). Fernán Gómez es un traidor porque instiga a la rebelión del Maestre de Calatrava contra los Reyes Católicos y es también un tirano porque provoca la reacción violenta de los labradores. La suma total de las acciones del Comendador perjudica de este modo la conservación de la armonía social. En consecuencia, ya que incumple su deber como noble, por abusar de sus vasallos y dejarlos sin protección alguna, es sancionado por los reyes.
Podríamos decir que el perdón a los villanos en la obra viene a darse forzosamente, por un lado, exalta la importancia de la justicia para preservar el orden social, y por otro, advierte del peligro que conlleva la degeneración del sistema. El Juez le presenta a los reyes dos opciones después del hecho: «..o los han de perdonar o matar la villa toda«.
La variedad métrica es posible en la obra gracias a la presencia de personajes de distintas clases sociales, a la mezcla de las situaciones trágicas y cómicas, a la adecuación del lenguaje dramático al decoro de los personajes y a las situaciones dramáticas. Confluencias que el propio autor plantea y defiende en su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo. Tema que abarcaremos en nuestro próximo blog.
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