Todos hemos escuchado sobre los numerosos beneficios que puede conllevar en lo personal embarcarse en la tarea de escribir un texto, sea dentro de un contexto teatral o bien literario.

Un “Taller de escritura creativa” tenido en cuenta en los centros educativos, más allá de desarrollar la inventiva o la imaginación, y con ello queda implícito que el objetivo de crear una obra artística pasaría a un segundo plano en un contexto de aprendizaje, ayudaría a desarrollar las competencias del lenguaje, de la lógica dramática, de la inteligencia emocional y del trabajo en equipo. Además de todo lo anterior, sin duda alguna, resultaría ser asimismo una manera legítima de encontrar un espacio personal dentro de lo colectivo y una vía de aceptación mutua. Brindarle una “voz” a aquello en lo que se cree más allá de la religión y lo estipulado socialmente, es entonces también una vía de poder defender o reivindicar lo que moralmente creemos que nos convierte en mejores personas y lo intrínsecamente humano, de ahí lo que creemos que es justo dentro de una sociedad o comunidad, aún siendo niños.

Consciente de que cada individuo es un universo aislado, pero que convive con otros en aceptación, y esta resulta ser la idea central de lo que muchas veces defendemos para lograr un “mundo ideal”, un taller de esta índole sería definitivamente una ventana para que todos los alumnos puedan dejar constancia de sus vivencias, sus ideales, sus sueños y de todo aquello por lo que lucharían para convertir su pequeño universo en un mundo más justo para ellos mismos y para los demás, a pesar del «corto» período vivido y la «poca» comprensión que a veces tienen los niños del por qué sus emociones y de las de los demás.

Sin pretender, como ya se ha dicho, formar futuros escritores o autores, se puede brindar a los alumnos una estructura básica que ayude a desarrollar la idea individual, núcleo de cada trabajo en clase. Esta estructura o guía consistiría, por ejemplo, en tres pasos sencillos: a) Planteamiento, b) Desarrollo (Nudo), c) Resolución (Desenlace). Asimismo, ya que pudiera tratarse de desarrollar un texto teatral, una narración o un cuento, concretaríamos la importancia de tener en cuenta los siguientes puntos: conflicto, personajes, trama, espacio, tiempo, objetivo y deseo de cada personaje. Una vez se consiga clarificar con cada uno de los alumnos estas herramientas necesarias para la escritura, pasaríamos a concretar aquello que quieran transmitir a los demás, su mensaje más personal, lejos de resultar un discurso de carácter panfletario o aleccionador.

El resultado del trabajo realizado durante meses, junto a toda la importancia implícita del proceso, muchas veces con más connotación que el resultado mismo, sería motivo de orgullo, realización personal y desarrollo de la autoestima. Cada uno de los textos presentes serían fruto de un trabajo constante de creación, escucha y esfuerzo individual, y por tanto, de una entrega incondicional por parte de cada uno de los alumnos. Textos que podrían tratarse sobre la lealtad, la empatía, el compañerismo, las relaciones familiares, la amistad, la inclusión y la integración. En definitiva, textos que hablarían de la condición humana, aunque estos nazcan desde la infancia. De ahí un taller que resultará ser un medio para desarrollar las inteligencias múltiples y afianzar los valores educativos.

Por último, podríamos leer los textos en clase, exhortando a todos los alumnos a brindar la importancia que merecen, debatiendo sobre ellos e intercambiando ideas y opiniones, teniendo en cuenta también cada uno de los mensajes implícitos en todos los trabajos, pues al fin y al cabo son las voces de un colectivo que mañana como adultos formarán parte de una sociedad mejor, también gracias a ellos.

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