
Hace un tiempo no estrenamos artículo en nuestro blog. Podríamos haberlo hecho, pues actualmente las horas parecen sobrar y no encontramos con facilidad qué hacer para llevar este confinamiento de la mejor manera posible. El tedio nos invade y la preocupación por esta pandemia también. Lo cierto es que desde nuestra compañía hemos tenido la iniciativa de una radio educativa a través de nuestra podcast. Para poder lanzar esta idea, que no tenemos intención de abandonar, hemos dedicado muchas horas de preparación. Una iniciativa que nace desinteresadamente y como apoyo al sector de la Educación. Hemos hecho lo mismo que muchos artistas e intelectuales: buscar la manera de aportar nuestro granito de arena dentro de esta pandemia del COVID-19.
Hoy, la problemática existente por la falta de medidas específicas para la Cultura y los artistas en España nos hace reflexionar. No solo Julio Cortázar dejó legado a través de frases valiosas sobre la cultura, sino también autores como José Martí, quien dijo un día: “Ser cultos para ser libres”. Ahora esta frase hace recordar, en cierta medida, lo que declaró el Gobierno ayer viernes 10 de abril en la Rueda de prensa del mediodía. Insistió en dejar claro que para ellos la “cultura significa libertad y libertad democracia”. Ello nos invita indudablemente a meditar.
Si buscamos en wikipedia la palabra cultura, veremos los diferentes conceptos que tornan alrededor de ella y de su término. El concepto de la cultura es tan amplio que apenas podríamos, por decirlo de alguna manera, trazar una nítida frontera entre lo que se considera cultura y lo que no. Y es que cultura es un conjunto de conocimientos e ideas adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo, tradiciones, costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época… Podríamos poner encima de la mesa una primera pregunta: ¿El teatro y la música, además de ser parte de la cultura, resultan sobre todo ser entretenimiento?. Es decir, ¿estamos hoy dirigiéndonos a un concierto, a una película o a una obra de teatro como simples medios de diversión?. ¿Pertenecen a esa parte de la cultura que más valoramos?.
El pasado martes José Manuel Rodríguez Uribes, Ministro de la Cultura y Deporte, compareció en el palacio de La Moncloa y aseguró que en las circunstancias actuales, “lo más razonable es el apoyo global”. Señalando que “ya llegará el momento de impulsar y reimpulsar la Cultura y el Deporte”. ¿Rodríguez Uribes se refirió a la cultura como medio de entretenimiento únicamente?, o, ¿acaso los que la hacen posible son inmunes a la desesperación y a la tristeza que están sufriendo todos los sectores?.
Hemos visto en estos días la generosidad del sector artístico y cultural que, a través de centenares de formas desplegadas y mostradas por medio de las redes sociales, han regalado arte a los confinados en todo el mundo para hacer más llevadera esta inusual batalla. Pero, ¿ha sido entretenimiento solamente?. Nosotros creemos que no. El arte ha estado en cada mensaje preventivo para llegar a todo tipo de clase social de igual manera. Ha estado en la educación para facilitar el aprendizaje que ahora pasa por la dificultad de tener que adaptarse a las nuevas tecnologías (aunque muchos niños no dispongan de internet). Ha estado en los balcones para aquellos vulnerables que están solos en sus casas sin posibilidad de reunirse con familiares, e inmersos en el miedo de no poder despedirse.
En Madrid, la Unión de Actores en representación de todo el sector en la capital envió una carta al Ministro de Cultura, en ella reclama 52 medidas extraordinarias para afrontar las consecuencias del COVID-19. La Ministra de Hacienda, María Jesús Montero, señaló ayer en la rueda de prensa que se convocará una reunión con el conjunto del sector de la Cultura para escuchar sus propuestas. La Unión de Actores, que también había convocado casi al unísono de su carta un “Apagón cultural” en las redes sociales, ayer mismo desconvoca esta iniciativa porque “cree que se debe dar voto de confianza al Ejecutivo y levantar el “Apagón cultural”, que estaban llevando a cabo por falta de medidas adaptadas al sector y la industria cultural”. Amplia ha sido la polémica desde esta toma de decisión por parte de la Unión de Autores, y en consecuencia muchos artistas no han querido desconvocar este “apagón”, alegando que hasta ahora solo se ha conseguido una “promesa”. El sector de la cultura parece hoy dividido en cuanto a hechos y expectativas.
Es inevitable preguntarse, amén de las diversas opiniones, si sería necesaria esta reunión en pleno confinamiento para explicar y reclamar medidas de protección a la Cultura y al sector artístico; y así no se vean fracturados en esta crisis. Y es que después de muchos siglos, por trillado que parezca, no resulta claro si tenemos vivas las medidas que son de “cajón”.
Los españoles nos hemos comparado en estos días con países como Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Noruega, entre otros. Ellos han destinado millones a las industrias culturales dentro de esta crisis sanitaria. Y es que parece que en España todo logro merece una batalla previa. ¿Acaso en estos países necesitaron de una carta oficial, una protesta, un “Apagón cultural” de parte del sector artístico para que decidiera el Gobierno protegerlos, del mismo modo que al resto de los sectores?. Muchos españoles han estado de acuerdo con Rodríguez Uribes en que “no es el momento adecuado para reclamar medidas y que cuando todo pase ya se tomarán las necesarias”. No creemos que el debate esté en lo referente a exigir, o no, medidas en este momento, sino en la consideración, dignidad, reconocimiento, respeto y empatía que merece desde un principio un sector como es la Cultura. Porque no podemos olvidar que, muchos de los que pertenecemos a él, también estamos sufriendo por un ser querido o un familiar que arriesga su vida para salvar otras tantas en los hospitales, residencias, etc.
A esta altura del artículo seguramente la mayoría estamos de acuerdo en que el concepto de cultura es mucho más amplio de lo que creemos, y que una obra teatral, una película o un concierto, al no ser únicamente actividades en el ámbito de la esfera pública, deben estar desde un principio protegidas en circunstancias extremas. Asimismo estaremos de acuerdo en que las manifestaciones artísticas no son un simple entretenimiento, sino que juegan un papel fundamental en el conocimiento colectivo, en el aprendizaje y en la educación de un país. También, que deberían ser prioridades en una nación moderna, culta, justa y, como apuntó el Gobierno ayer, democrática.
Al comienzo decíamos que hemos estado confinados desde el aviso de estado de alarma que tuvo lugar el pasado marzo, desde entonces parece que tenemos más tiempo para hacer aquello que por carga de trabajo no habíamos podido hacer: leer un libro, ver una película, componer una música, estar más horas con nuestros hijos y seres queridos, etc. Nosotros, desde Kachumbambé Teatro, queremos creer que este tiempo también servirá para darnos cuenta de que la cultura, al igual que la educación y la sanidad, debe tenerse en cuenta desde los comienzos en circunstancias similares a la actual. Con medidas y propuestas concretas sin cabida a la improvisación. Y que, curiosamente, de ningún modo debería encontrarse entre la disyuntiva de tener que protagonizar una nueva lucha en pleno siglo XXI (para un reconocimiento con mayor ímpetu), o esperar a que se le retribuya lo que hace años se ha «ganado a pulso». Ello, si esperamos que un día nuestra nación sea un ejemplo para muchos países en este sentido, y sean ellos mismos los que se vean incitados a compararse con nosotros, a causa de nuestro legado cultural.
Enlace de interés:
Las 52 medidas de urgencia para las artes escénicas y la música.