Segismundo encadenado. 1962. Xilografía. De la serie «La vida es sueño» de Salvador Dalí.

Pedro Calderón de la Barca nace el 17 de enero de 1600 en la ciudad de Madrid. Sus primeros estudios los realiza en el Colegio Imperial de los Jesuitas y en 1614 ingresa en la Universidad de Alcalá de Henares. Interrumpe sus estudios a causa de la muerte de su padre para estudiar entre los años 1615 y 1616 Cánones en Salamanca.

El autor participará en certámenes y se dará a conocer como poeta. En el año 1623 estrena la comedia Amor, honor y poder en palacio, representada por la compañía de Juan Acacio Bernal. Dos años después estrena La gran Cenobia, y en los años siguientes otras piezas como El sitio de Breda, El alcalde de sí mismo, La cisma de Inglaterra y Saber del mal y del bien.

Su reconocimiento como dramaturgo crece a medida que su producción va en aumento, suceso que tiene lugar concretamente desde el año 1629 con el estreno de La dama duende y de Casa con dos puertas, mala es de guardar. Calderón es el favorito de la corte al mismo tiempo que se construye el nuevo palacio del Buen Retiro de Madrid, escenario donde ese estrenarán varias de sus comedias. Estrena asimismo en 1635 las piezas de corral El médico de su honra y La vida es sueño, y posteriormente El alcalde de Zalamea.

La vida es sueño

Sabemos lo complejo que resulta realizar un análisis profundo de esta comedia debido a las características de su estructura, así lo demuestran la infinidad de estudios existentes a propósito de la intención de acercarse a esta maravillosa comedia y desentrañar todo su significado.

Abarcar en su totalidad estos trabajos, realizados por expertos dentro del marco de este blog también sería una labor imposible. Pero sí intentaremos repasar los significados de La vida es sueño para intentar allanar el camino a aquellos estudiantes que tengan que enfrentarse a la lectura y al estudio de esta obra.

Para ello, nos apoyaremos en trabajos que se limitan a tratar el tema sobre la dualidad entre la pasión y la razón y que revela, en nuestra opinión, gran parte del significado de esta pieza. También, nos apoyaremos concretamente en el estudio breve que realiza Ciriaco Morón en las Ediciones Cátedra. Por otra parte, nos dedicaremos especialmente a los personajes de Segismundo, Rosaura y Basilio, sin perder de vista que un estudio apropiado requeriría tener en cuenta la relación de estos con el resto de los personajes.

El argumento de esta comedia perteneciente al movimiento literario del barroco, escrita en verso y dividida en tres actos, alberga dos tramas. Por una parte el encierro de Segismundo por mandato de su padre, temeroso a que se cumpla lo que este lee a través de las estrellas: Segismundo sería un rey tirano y cruel; y por otra parte, la búsqueda de venganza por parte de Rosaura para salvar su honor contra Astolfo, duque de Moscovia, quien tiene la intención de casarse con la noble infanta Estrella y así asumir el trono del Rey de Polonia.

La obra en cuanto a métrica está compuesta de silvas pareadas, décimas, romances, quintillas, redondillas y octavas reales. Predomina entre los 3319 versos que la componen el octosílabo. Calderón buscaba entonces, como muchos autores del teatro áureo español, la sonoridad del octosílabo, resaltando de esta manera el elemento poético y la sonoridad en el drama.

Curioso resulta lo que Morón en su estudio de La vida es sueño dice al respecto, afirmando que “tan esencial es la musicalidad en el teatro del siglo de Oro, sobre todo en Calderón, que su auditorio en muchos casos no percibía contenido alguno del verso, más que el sonido”.

A propósito del público, quien según los estudios sí entendía bien la teología, ya que los temas de Dios con sus verdades básicas se dramatizaban repetidamente en sermones y liturgias, no entendía del mismo modo las metáforas barrocas que utilizaba el autor cuando aludía, por ejemplo, a los cuatro elementos, agua, tierra, fuego y aire.

Resultaba entonces el teatro calderoniano un fenómeno educativo si tenemos en cuenta que esto último mostraba al público la existencia de otras culturas, amén de lo que ya el autor mediante esta comedia hace y es el de instruir a este a través de la dramatización de la justicia. Castiga a Basilio por ignorar su responsabilidad como padre y rey, capaz de privar a su hijo de libertad y al pueblo del verdadero heredero del trono. De este modo, lo que vaticina a través de las estrellas se cumple, por ello resulta culpable.

Sería necesario tener en cuenta el contexto en el cual el autor escribe la obra. La figura del monarca del siglo de Oro se correspondía con la renuncia consciente de los impulsos pasionales, los cuales eran vistos como indignos de un rey. Y aunque sabemos que la dimensión religiosa no aparece representada al mismo nivel dentro de todas las obras calderonianas, recordemos que el autor es católico y que todo aquello que entre en conflicto con la obligación, impuesta por el evangelio y la iglesia, debe sucumbir a favor de esta última y de su doctrina. De esta manera, la pasión descontrolada y los personajes alterados, características propias del drama barroco español, estarán sujetos al control de la razón escolástica y por tanto del autor, de manera sutil en este caso dentro de la obra.

La estructura de esta comedia y de acuerdo con Morón se presenta en plenitud gracias a tres momentos, los cuales se corresponden con los tres actos que la componen. Durante el primero conocemos a los personajes y sabemos sobre los dos conflictos o tramas mencionados con anterioridad en este blog, el de Rosaura y el de Segismundo. En el segundo acto tiene lugar la dramatización del sueño como experiencia existencial. El tercer acto abarca el significado de que “aún en sueños no se pierde el hacer el bien”.

En cuanto a la expresión poética correspondiente a la estructura dramática, esta se presenta de una manera estilizada y simbólica, aludiendo a los seres del universo conocidos mediante los cuatro elementos. Estos se hacen perceptibles durante el primer monólogo de Segismundo cuando contrasta su falta de libertad con la que gozan aves, brutos, arroyos y peces. Como consecuencia de este contraste se describe a sí mismo como un volcán (fuego) y de esta manera se completa el esquema:

Segismundo

Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,qué delito cometí
contra vosotros naciendo;a
unque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas,
gracias al docto pincel,
cuando, atrevido y crüel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad, monstruo de su laberinto:
¿y yo con mejor distinto
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
¿y yo con más albedrío
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majesta
del campo abierto a su ida:
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?.

Del mismo modo, esta expresión poética que alude así a los cuatro elementos la vemos desde que comienza la obra con el monólogo de Rosaura:

Rosaura

Hipogrifo violento,
que corriste parejas con el viento,
¿dónde rayo sin llama,
pájaro sin matiz, pez sin escama
y bruto sin instinto
natural, al confuso laberinto
de esas desnudas peñas te desbocas,
te arrastras y despeñas?
Quédate en este monte,
donde tengan los brutos su Faetonte;
que yo, sin más camino
que el que me dan las leyes del destino,
ciega y desesperada,
bajaré la cabeza enmarañada
deste monte eminente
que arruga el sol el ceño de la frente.
Mal, Polonia, recibes
a un extranjero, pues con sangre escribes
su entrada en tus arenas;
y apenas llega, cuando llega a penas.
Bien mi suerte lo dice;
mas ¿dónde halló piedad un infelice?.

Sería propicio en este punto recordar el lugar que Calderón se ha ganado a través de los siglos para los estudiosos de su obra y dentro del teatro aurisecular, y es el del autor creador de la perfección estructural, del orden de los elementos y de la jerarquía. Las simetrías y los paralelismos se ciñen tanto en sus piezas cómicas, donde reduce los personajes, como en los autos sacramentales y comedias más serias, impregnadas de un tono trágico que cultiva con mucho más ahínco que los dramaturgos coetáneos.

Asistimos en La vida es sueño a un paralelismo, formado por Segismundo y Basilio (padre e hijo) y por Rosaura y Clotaldo (padre e hija). Ambos personajes, Segismundo y Rosaura, bien podrían acusar a sus respectivos padres de no haberles brindado una idónea educación, como bien señala Morón.

Por otra parte, aunque la acción principal proviene del gran pecado que comete Basilio (no desempeña bien su deber como padre y rey), se puede vislumbrar mediante el conflicto de Rosaura matices del modelo de la tragedia de honor calderoniana que Ruíz Ramón señala en su estudio Calderón y la tragedia. Junto a este modelo, afirma, está el configurado por el conflicto libertad/destino, al cual acudimos en La vida es sueño.

Asimismo, ambos personajes, Segismundo y Rosaura, desconocen su verdadera procedencia, ambos resultan ser víctimas frente a los “verdugos” Clotaldo y Basilio. La situación trágica de Rosaura, doncella noble deshonrada, y el drama filosófico de Segismundo forman juntos un claro paralelismo. También ambas historias quedan fundidas pues, como afirma Morón, todo buen príncipe debe enaltecerse defendiendo la honra de una mujer. Segismundo se enamora de Rosaura, pero por “razón de estado” no puede casarse con ella. Es en esta constante lucha entre la pasión y la prudencia en la que se debatirá Segismundo a lo largo de toda la comedia.

Con respecto a la violencia, presente en esta obra, la crítica ha señalado repetidamente su existencia sobre todo en la primera escena del primer acto, pero también a lo largo del desarrollo de La vida es sueño, la cual se hace más latente mediante la perenne lucha entre fuerzas opuestas.

Para Calderón “violento” parece ser un indicador de contradicción, elemento que contradice la naturaleza de una cosa. Una dama noble vestida de hombre, un príncipe sin educación que actúa como un animal, un caballo que describe Rosaura como un hipogrifo violento, son ejemplos claros de estas fuerzas contradictorias y en constante lucha dentro de un mismo ser.

Así como Rosaura es mujer y hombre a la vez y Segismundo es hombre por naturaleza y fiera a la vez, Basilio es un rey que cree en las estrellas, hecho indigno de un monarca, y por tanto se le enmarca igualmente dentro de la imprudencia. Toda la obra parece reflejar el paso de esa violencia a la prudencia. La lucha entre la pasión desenfrenada y la razón.

Violento también son las muertes del soldado y de Clarín, las constantes amenazas de muerte, el levantamiento de plebeyos y bandidos, las palabras del príncipe contra su padre y el contraste entre los diferentes espacios, en los cuales se desarrolla la acción dramática: el monte, la torre y el palacio, este último destinado a representar lo racional y lo humano.

Esta visión de contrastes entre dos ímpetus y la lucha interna entre lo racional y lo irracional, presente en los caracteres de esta comedia, recuerda el mensaje cervantino. También hay quienes han visto en la relación entre Clarín y Rosaura, ama y criado, las figuras de Don Quijote y Sancho Panza, pero a diferencia de Sancho Panza Clarín resulta ser un egoísta que actúa según su conveniencia.

También se ha señalado la visión platónica de la mujer. Rosaura tiene el poder civilizador de la belleza. Esta, aún vestida de hombre, enciende el corazón de Segismundo y lo refrena. Claramente se hace referencia al mundo griego con respecto al platonismo, y junto a ello la llegada de Rosaura dispuesta a dar muerte por su honra sobre un hipogrifo, con ese aire mítico de los héroes griegos.

Volviendo a esta transición que se produce entre la pasión y la razón, según Morón, será posible en la obra gracias a un móvil concreto: el sueño. Este filólogo encuentra en el término del sueño tres sentidos en la obra, pero nos interesa particularmente el tercero que menciona y es “el sueño como nivel de consciencia”.

El sueño para Calderón no resulta tan significante como prueba de que la vida es breve sino que más importante que ello, el sueño representa un medio para poder “recogernos con la plena consciencia de existir”. Cuando estamos despiertos nos mostramos entre contradicciones, a fin de cuentas, con “la genuina contradicción íntima de nuestra existencia”.

A Segismundo, falto de experiencia con respecto al mundo exterior que le rodea, le parece imposible distinguir la frontera entre la vida y el sueño, entre lo onírico y la realidad. Entre este dilema se aferra a una indiscutible verdad, la cual es anunciada por Clotaldo: “no se pierde el hacer bien, ni aun en sueño”:

Segismundo

Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive sueña
lo que es hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!);
¡que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!
Sueña el rico en su riqueza
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende;
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

La violencia en Segismundo se corrige a través de la reflexión, planteándose de este modo el tema del libre albedrío. Pero esta humanización en el personaje no se presenta de forma brusca, sino que resultará ser la respuesta de una lucha constante entre la pasión desenfrenada y la razón, como ya dijimos.

Parece quedar claro en la comedia que el hombre prudente vence a los astros, por tanto, cada individuo es responsable de su propia conducta. Para el autor lo que es propio de Dios y de la fe se cumple, pero en dependencia de las acciones humanas bienaventuradas llevadas a cabo por cada individuo.

Lo verdaderamente humano en Segismundo aparece en el último de sus monólogos. Donde se percibe una humanización cristiana que, según Morón, distanciada de la biblia está más cerca de Aristóteles (el ser está compuesto de materia y forma, siendo esta última su esencia. De la capacidad de razonar y de la virtud del alma proviene la felicidad), y de Séneca, con sus obras de carácter moral y su doctrina filosófica basada en el dominio de los hechos, las cosas y las pasiones que perturban la vida, gracias a la valentía y la razón del carácter personal:

Segismundo

Corte ilustre de Polonia,
que de admiraciones tantas
sois testigos, atended,
que vuestro príncipe os habla.
Lo que está determinado
del cielo, y en azul tabla
Dios con el dedo escribió,
de quien son cifras y estampas
tantos papeles azules
que adornan letras doradas,
nunca engaña, nunca miente,
porque quien miente y engaña
es quien, para usar mal dellas,
las penetra y las alcanza.
Mi padre, que está presente,
por excusarse a la saña
de mi condición, me hizo
un bruto, una fiera humana;
de suerte que, cuando yo
por mi nobleza gallarda,
por mi sangre generosa,
por mi condición bizarra
hubiera nacido dócil
y humilde, sólo bastara
tal género de vivir,
tal linaje de crianza,
a hacer fieras mis costumbres;
¡qué buen modo de estorbarlas!
Si a cualquier hombre dijesen:
«Alguna fiera inhumana
te dará muerte», ¿escogiera
buen remedio en despertalla
cuando estuviese durmiendo?
Si dijeran: «Esta espada
que traes ceñida, ha de ser
quien te dé la muerte», vana
diligencia de evitarlo
fuera entonces desnudarla
y ponérsela a los pechos.
Si dijesen: «Golfos de agua
han de ser tu sepultura
en monumentos de plata»,
mal hiciera en darse al mar,
cuando soberbio levanta
rizados montes de nieve,
de cristal crespas montañas.
Lo mismo le ha sucedido
que a quien, porque le amenaza
una fiera, la despierta;
que a quien, temiendo una espada
la desnuda; y que a quien mueve
las ondas de la borrasca.
Y cuando fuera (escuchadme)
dormida fiera mi saña,
templada espada mi furia,
mi rigor quieta bonanza,
la Fortuna no se vence
con injusticia y venganza,
porque antes se incita más;
y así, quien vencer aguarda
a su fortuna, ha de ser
con prudencia y con templanza.
No antes de venir el daño
se reserva ni se guarda
quien le previene; que aunque
puede humilde (cosa es clara)
reservarse dél, no es
sino después que se halla
en la ocasión, porque aquésta
no hay camino de estorbarla.
Sirva de ejemplo este raro
espectáculo, esta extraña
admiración, este horror,
este prodigio; pues nada
es más que llegar a ver
con prevenciones tan varias,
rendido a mis pies a un padre
y atropellado a un monarca.
Sentencia del cielo fue;
por más que quiso estorbarla
él, no pudo; ¿y podré yo
que soy menor en las canas,
en el valor y en la ciencia,
vencerla? Señor, levanta,
dame tu mano, que ya
que el cielo te desengaña
de que has errado en el modo
de vencerle, humilde aguarda
mi cuello a que tú te vengues;
rendido estoy a tus plantas.

Solo a través de la reflexión, de refrenar las pasiones y del ser consciente de su existencia, distinguiendo la vigilia del sueño, Segismundo conseguirá ser libre mediante la razón.

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